¡Yo sí te creo!

TESTIMONIO:

ALEXA VIVÍA CON UN ADICTO

 

“El amor lo tolera todo”, es quizá una de las mentiras más grandes sobre el amor, tras la golpiza más grande de mi vida, y ver a mi hijo con miedo, decidí salir de una relación tormentosa, pedir ayuda y hoy soy una sobreviviente que puede contar su historia.

Como en la mayoría de las relaciones los primeros meses parecen ser un sueño hecho realidad “como las películas de Disney, donde la princesa se topa con su príncipe y viven felices por siempre”; pues yo creía haber encontrado al mío, un hombre verdaderamente encantador no solo conmigo sino con todos a su alrededor, bien parecido, con aparentes metas en las cuales siempre me incluía, sin vicios aparentemente, parece perfecto, 10 años mayor que yo, lo cual no parecía ser un obstáculo, al contrario, creemos que el hombre por ser mayor será un hombre maduro, pero ¿y yo? , yo si era una niña de tan solo 19 años.

Entonces un día, con pocos meses de relación  decido dejar todo e irme lejos con él, como en las novelas románticas, dejo la escuela, mi familia, la ciudad para empezar de cero; y al llegar a una nueva ciudad, donde no conoces nada, ni a nadie, te vuelves doblemente vulnerable y dependiente, puedo decir que el primer año fue lo mejor, un matrimonio o concubinato de ensueño, con desayunos a la cama, palabras de amor y muchos detalles; me embarace y tuvimos un hermoso hijo.

 

Decidimos regresar a nuestra ciudad natal por una propuesta de trabajo y es aquí donde comenzó a tener actitudes machistas y violentas, varias veces en las bolsas de su pantalón, me encontraba bolsitas con una sustancia blanca y granulosa, otras veces encontraba pipas, muchas veces lo encontré en el patio fumando, pero claro siempre lo negaba o actuaba como el ofendido y ahí comenzaron frases como: “tu calladita te vez más bonita”, ahí fue el comienzo de una relación en la que yo no tenia ni voz, ni voto, no tardo mucho en decirme que me vestía mal o muy provocadora, ¿porqué antes mi manera de vestir no importaba? , no salía de la casa sin que el autorizara antes la ropa que podía usar, era tema de discusión si yo hablaba con el señor de la basura o con el de la tienda porque “seguramente ya andas de coqueta”, comenzamos a visitar menos a la familia, restringir llamadas y mensajes, yo no tenía teléfono pues “para que podría necesitar yo un teléfono”,  sus insultos eran cada día mayores; “eres una inútil” ” no sabes hacer nada bien” “mira lo fodonga que estás” pero si me arreglaba seguramente era para alguien más, no falto el día en el que quise levantar la voz y defenderme, lo cual fue motivo de mi primer golpe; sus conductas cada día eran más agresivas, sus tiempos de ausencia en casa cada vez mayores, había veces que no llegaba a dormir, llagaba totalmente fuera de si, acelerado y se tenía que hacer lo que el decía; varias veces trate de hablar con él y decirle que existía un problema pero los insultos jamás faltaban, acabo con mi seguridad, llegaba a creerme tonta porque él me lo decía.

Cuando acudíamos a reuniones familiares había que fingir que todo estaba bien, el siempre se comportaba de lo más caballeroso, a lo cual me hacia creer que yo estaba loca ¿valía la pena aguantar  por tener una familia?

 

Dicen: “Si se tienen hijas e hijos, hay que

aguantar los maltratos y engaños por el bien de la unión de la familia

 

Cada vez era más evidente que VIVIA CON UN ADICTO , su apariencia cada vez se veía más desgastada, sus dientes se estaban pudriendo, cada vez le valía más ir a trabajar , sus delirios de persecución empeoraban, sus celos surgían hasta de lo más mínimo llegó a llamarme “zorra” y acusarme de que yo lo engañaba mientras el dormía, cuando salíamos a la calle creía que el mundo se burlaba de él; varias veces le pedí que por favor reconociera que tenia un problema, lo cual era motivo de un golpe o un insulto, no entendía en que momento se convirtió en un maldito infierno. Las pocas veces que hablaba con mi familia aparentaba que todo estaba bien, por pena, por miedo no sé, pero para todos era cada vez más evidente que pasaba algo, muchas veces después de un golpe trate de dejarlo pero siempre había un perdón después y una promesa de que cambiaría.

 

<<Si tu lo ayudas, el puede dejar la droga y puede cambiar>>

 

 

Un día lo encontré drogándose en casa, le dije que ya estaba cansada de tener que soportar esa situación, pues después de dos días bajo el efecto de esa droga “cristal” la “malilla” era un infierno; claro que mis palabras tuvieron como consecuencia una lluvia de golpes, yo seguía gritando, mi enojo y cansancio eran demasiado, pero esto empeoraba las cosas. Tome la decisión de irme en cuanto el se fue, llegué a casa de mis papás sin mencionar nada del problema, recuerdo que me veía totalmente acabada, muy flaca, ojerosa, sin ganas de arreglarme; mi familia jamás dudo en ayudarme sin cuestionarme.

 

Mi pareja dejo de buscarme un tiempo, desapareció totalmente, me quedé en casa de mis padres, en lo que retomaba mi vida, un día todos salieron a trabajar y me quede sola con el niño, escuchaba que tocaban pero decidí no abrir, de pronto frente a mi estaba él, no entendía como había entrado a la casa de mis padres, estaba totalmente irreconocible muy sucio, ojeroso, parecía que no había dormido en días, muy flaco; me gritaba que le preparara algo de comer, que le diera ropa limpia ; le respondí que no, que por favor se fuera, me jaloneo me llevó hasta la cocina y me aventó contra el suelo, entre insultos y gritos me levanté, traté de ir por el niño al cuarto pero no pude, sentí de pronto un jalón de pelo que me tumbo hasta el suelo , me volví a levantar, volví a intentar correr e ir por mi hijo pero me aventó contra la cama, monto sus piernas sobre mis brazos y me comenzó a golpear , yo no hacia más que suplicarle que me soltara y tratar de zafarme , tomo una almohada, le quito la funda y trato de ahórcame , ya no tenia más fuerzas ; de pronto  se escucha la voz de mi hijo gritando ¡papá!. ¡Mi hijo me había salvado!.

En ese momento mientras el se distraía me zafé como pude; trate de disimular para no asustar al niño, pero mi pareja me tenía bien sujeta de atrás , me pidió que vistiera al niño y me vistiera yo, agarrara unas cosas pues íbamos a salir, hice lo que me pidió en cuanto me di cuenta que traía un arma al costado del pantalón, me limpie la cara me puse unos lentes y salimos , su actitud era totalmente diferente como si nunca hubiera pasado nada; disimule lo más que pude y trate de hacer las cosas a su modo; después de acompañarlo por un dinero , siempre bajo amenaza de que si hablaba o decía algo nos acusarían a ambos por traer un arma, yo totalmente ingenua y con miedo le creí, me volvió a pedir una disculpa y le dije lo que quería escuchar, rato después nos regreso a casa de mis papás con la promesa de que no diría nada de lo sucedido, realmente planeaba no decir nada, pero en cuento llegué a casa notaron los golpes que tenía en la cara, inmediatamente me sugirieron poner una denuncia, con mucho miedo pero cansada de la situación acepté, acudí a la Fiscalía especializada para la Atención de Delitos de Violencia Familiar y de Género, rendí declaración y nos llamaron para conciliar, pero él nunca se presentó.

 

<<Los hijos  son, en muchos casos, la excusa para no denunciar y, al final, la razón para hacerlo>>

 

A partir de ahí  vinieron amenazas con quitarme al niño, mensajes ofensivos , no podía salir a la calle, pero todo era mejor que vivir con él , muchas veces regreso arrepentido y me pedía perdón, me daba flores y regalos, pero con ayuda de mi familia pude entender que regresar a casa con un matrimonio fallido era mejor, que seguir viviendo ese infierno, el no iba a cambiar pues no ha reconocido que tiene un problema, hay temporadas en que deja las drogas y cambia pero aún así yo no regresaría con él, pues el daño que causó en mi, es algo que no quiero, ni me voy a permitirme volver a vivir. Yo tuve la suerte de salir viva de la Violencia ¿y tú quieres ser una sobreviviente o quieres seguir siendo víctima?

 

      Alexa N.

 

#YOSITECREO

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