Y de pronto… todo cambió

Y de pronto… todo cambió

 

Y de pronto todo cambió, despertaste ese 14 de marzo a las 9 de la mañana como es de costumbre, revisaste tu celular y le diste like a la última foto de tu influencer favorito, viste todas las historias de Instagram, terminaste, te metiste a WhatsApp esperando que por fin hubiera llegado el mensaje de esa persona especial que siempre que piensas en ella te saca una sonrisa, pero no llegó. Tendías tu cama cuando te acordaste de la tarea que tenias que enviar a mas tardar a las 11 a tu equipo, te apuraste, rápidamente fuiste al baño y abriste la regadera, entre las ganas de querer regresar a la cama y no hacer la tarea. Mientras te tallabas el cabello pensabas en ese futuro perfecto y como te veías en él, te dieron las 10 am, mientras te cambiabas tu mamá te gritaba desde la escalera para que ya bajaras a desayunar, quedaba muy poco tiempo para hacer la tarea pero tenías mucha hambre, bajaste y te sentaste en la mesa, mientras bebías tu jugo de naranja, escuchabas el programa de televisión favorito de mamá cuando de la nada notas que cambiaron las voces, te das vuelta, notas que interrumpieron la señal para que el presidente diera un mensaje, no le tomas mucha importancia y sigues desayunando, identificas la palabra “no hay clases”, te volteas rápidamente y escuchas como el secretario de salud dice que las clases de todos los niveles educativos se posponen hasta el mes de abril, no lo puedes creer.

Es el 7 de abril, ya no soportas mas las tareas y clases en línea, pero eso no es lo que más te agobia, durante esos últimos días notaste como el mundo se fue apagando poco a poco, notas como Las Vegas por fin duermen. En parís ya no se respira el amor. La ciudad del Vaticano esta vacía por primera vez. El Taj Mahal está abandonado. Así como notaste todo eso, también notas la gran fragilidad del ser humano y sus estructuras, ves como países que presumían estar preparados y con el mejor sistema de salud, colapsan. Nos ponemos cubrebocas, guantes y trajes para ocultar lo poco resistentes que somos a este mundo que tanto daño le hemos hecho. Compartes memes y te ríes con tus amigos solo para ocultar tu inmensa tristeza por no poder ir y abrazarlos. En estos momentos te percatas de que lo más hermoso de nuestra naturaleza, hoy nos hace daño, los abrazos y bezos han dejado de ser una muestra de cariño para convertirse en un medio de contagio.

Notas como estos episodios sacan lo mejor y lo peor de nosotros, se organizan campañas de ayuda alimentaria demostrando nuestra naturaleza de procurar al prójimo, experimentas el desabasto en tu super más cercano, un ejemplo más, de nuestro sentido más primitivo de egoísmo por “sobrevivir”. Si, hay miedo, pero no tiene que haber desesperación. Si, hay enfermedad, pero no tiene que haber enfermedad en nuestra alma. Si, por supuesto que hay muerte, pero no tiene que haber poca sensibilidad al sólo ponerlos como un número y aliviarse al decir que sólo mueren los viejitos, como si no fueran a llegar a esa edad o como si no tuvieran un ser querido de esa edad. La primavera está llegando, tomas esta experiencia como el principio de una nueva etapa, llegas a la conclusión que después de esto no puedes seguir actuando de la misma forma, priorizaras estar más tiempo con los tuyos que estar en el celular, respetarás más a la naturaleza ya que estas observando que cuando los humanos se meten a sus casas, la vida sale al planeta. Mañana será otro día, tu decides como quieres que sea.

 

Miguel Mariquez.

jovenes@movimientociudadanomichoacan.com

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