UN ESTADO DE BIENESTAR CIUDADANO CON MIRADA AL FUTURO
“De los retos, se crean oportunidades”.
Crisis post Covid19.
Elaborado por:
Estefani Nayeli Lara González.
Lic. En Administración Pública.
Como bien sabemos, estamos finalizando una crisis sanitaria de carácter complejo; después de casi dos años de confinamiento. A su vez, con una recuperación escalonada en diferentes sectores de convivencia cotidiana.
Los parámetros económicos, sociales y culturales están en un constante y acelerado cambio o al menos, las necesidades actuales obligan a estos sectores a crear nuevas estrategias que se adapten a las necesidades.
Pensar por ejemplo en lo relacionado a “recuperación económica” es algo que con frecuencia vemos en todos lados en los últimos meses. Sin embargo, pensar en la “reactivación” en materia educativa o en servicios y acceso al sector salud, continúan en modo “pausa”.
Pareciera ser que estos últimos están colapsando en sentido de eficiencia en los servicios servicios.
Sí bien, desde que inicio la crisis sanitaria denominada SARS – COV2 (Covid19), México no tuvo las condiciones adecuadas y pertinentes -haciendo una comparación con otros países- para promover el autocuidado y evitar el alto número de contagios; crisis que provocó entonces una situación reactiva mas no preventiva, dicho suceso nos cambió la forma en la que vivimos, nos relacionamos en los espacios públicos y la manera en que los seres humanos nos estamos readaptando a la nueva realidad. Esto es algo que la mayoría de los habitantes mexicanos ya sabemos.
Pero ¿cuáles son los nuevos retos que nos ha dejado esta crisis y por qué requieren una mayor y pronta atención?
En materia educativa. Primeramente, pensar en la “universalidad” que pretende promover la SEP, con la difusión de sus programas educativos, en donde dichos programas realmente no son ni inclusivos ni mucho menos, universales para ninguno de sus rubros.
Existen propuestas con un modelo organizacional no inclusivo, no son visibles las soluciones para los sectores más vulnerables como las zonas más alejadas en donde simplemente no hay, ni existe acceso al uso de tecnologías; esta parte es muy importante ya que el ambiente global está en avance continuo y acelerado y, por ende, no puede quedarse en la intermitencia ni simulación. Esta situación por más lamentable que se lea es una realidad, misma que debemos atender como sociedad, como colectivo y por su parte, lo que corresponde a los entes gubernamentales. Exigir el derecho a la educación con todos sus servicios. Pero y entonces ¿cómo logramos ser inclusivos, cómo hay que incidir en los sectores más afectados? Un rubro desprotegido ante la pandemia son las comunidades indígenas.
Esto tiene que ver desde luego también con el lenguaje inclusivo, promoverlo correctamente es uno de los enumerados retos que tenemos como sociedad, pero dejaremos este punto para otro espacio.
Así bien, el reciente retorno a clases a las aulas indica que, en efecto, hay menor cantidad de contagios y más confianza para generar dicha concurrencia. Sin embargo, no todos han retomado dicho regreso, muy en espacial las y los niños que se han adaptado ya a una vida sin educación continua y de calidad, por el simple hecho de no tener acceso al uso de tecnologías ni las herramientas suficientes y básicas, que procuren continuar con su formación académica.
De acuerdo a la CEPAL en un estudio realizado al rubro educativo se indica que existe una crisis silenciosa en la educación con indicadores puestos en problemas como: continuidad, brechas de aprendizaje y aumento en el abandono escolar, “3,1 millones de estudiantes en riesgo que hacen imperativo el retorno seguro a clases presenciales” (Panorama Social de América Latina, 2020, CEPAL, Naciones Unidas).
¿Cómo podemos entonces incidir en este sector y reactivar la educación para que las infancias y las juventudes vulnerables retomen su formación educativa?
Es evidente la urgencia por explicitar estrategias de recuperación transformadora con énfasis en inversión con igualdad, sostenibilidad y verdadera universalidad.
La invisibilidad en estos grupos vulnerables ha repercutido en la salud mental de infancias y adolescentes, así como en su financiamiento respecto a la disponibilidad y accesibilidad de recursos en servicios de atención y, por ende, sistemas segmentados. Pues, aunque hubo un incremento de gasto social, dicho gasto no fue aplicado de la mejor manera en cuanto a eficacia y eficiencia de recursos públicos.
Exigir a los gobiernos la procuración de los derechos de las infancias y adolescentes a la educación, exigir las oportunidades y las soluciones precisas es necesario e indispensable en un sistema tan cambiante, continuo y en los últimos meses, agitado.
El énfasis en la incidencia educativa en infancias y jóvenes es debido a que en México las y los jóvenes tenemos la mayor ocupación en número de habitantes; es por ello que se debe pensar en estrategias integrales que garanticen la seguridad en tiempo presente y la sostenibilidad (en tiempo futuro).
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