Corrupción, la pandemia histórica.

Corrupción, la pandemia histórica.

La corrupción política son toda la serie de actos que comete un servidor público respecto al mal
manejo de los recursos públicos y abuso de poder para beneficio propio.
No hay cosa que irrite, desagrade y cause más molestia a los mexicanos que la corrupción. Ya sea
por los casos históricos de corrupción en el régimen previo a la alternancia, o por los que han salido a
la luz por el cada vez mayor escrutinio que se ha dado en el México de la alternancia.
La corrupción toca las fibras más sensibles de los ciudadanos desatando un rechazo y hartazgo
generalizados.
Una de las conversaciones que más escuchamos en estos días es, sin duda, la de la molestia y
desánimo por lo casos de corrupción, el tráfico de influencias, los obvios conflictos de interés y el
desvío de recursos y servicios públicos para usos privados.
La irritación con la corrupción no es un tema que sólo molesta a los mexicanos, sino que es un tema
que genera la misma reacción por igual en cualquier parte del mundo. La corrupción implica engañar
al resto de los ciudadanos, y es, en sí mismo, un acto de deshonestidad profundo que fragmenta a las
sociedades, polariza y divide la cohesión entre gobierno y sociedad.
Ahora se habla mucho de la corrupción como el problema más grave de México y América Latina. Los
casos de conflicto de intereses en México; de escándalos en Brasil; la renuncia del hijo de Bachelet
en Chile; el escándalo de la esposa del presidente Humala en Perú, son muestras de lo que ocurre en
la región. Mal de muchos es consuelo de tontos, pero no por eso es patrimonio nacional.
Se escucha en los medios y en las conversaciones cotidianas a la corrupción como uno de los
principales problemas de México. Igual en los noticiarios que en las declaraciones de empresarios o
en organizaciones de la sociedad civil. En cualquier parte y en cualquier lugar, la corrupción aparece
hasta arriba en la lista de las preocupaciones de los mexicanos.
De hecho, es común escuchar que uno de los principales impedimentos para el crecimiento económico
y desarrollo del país es la corrupción. Algunos piensan que es “el problema de problemas”. Lo dicen
los mismos políticos, lo dicen los ciudadanos y lo dicen los partidos, lo dicen los analistas, lo dice todo
mundo.
México es considerado como uno de los países más corruptos del mundo; para FORBES, México
ocupo el lugar 138 de 180 países en 2019 y esto represento ser el país más corrupto de la OCDE
(Organización para la cooperación y desarrollo económico).
Justamente, la corrupción gubernamental es muy llamativa porque pone el peso y la
responsabilidad en alguien más, cuando todos sabemos que se requieren dos para que se dé y sólo
uno para detenerla. Alguien pide y alguien da, y/o alguien ofrece y alguien toma. Pero se requieren
dos para el tango. Los que hablan de que la corrupción es algo que corresponde al gobierno resolver,
quizá lo que en el fondo dicen es: “no me gusta la corrupción y no quiero participar, pero si para obtener
el negocio tengo que hacerlo, lo haré”.
Se le da demasiado peso al gobierno y se le atribuye toda la responsabilidad a él. Esta conversación
es muy conveniente para los que pagan. Son pobres víctimas del mal y la perversidad de los que
piden. Pero es una conversación falsa. Es falsa en primer lugar, porque nos victimiza y nos quita la
responsabilidad individual como ciudadanos para detener la corrupción. Qué mejor que sea algo que
hace alguien “allá afuera”, y ése nunca soy yo, hasta que lo “tengo” que hacer, porque si no, “ni
modo, no me quedo con el contrato”. En segundo lugar, porque encubre otra serie de “males” que muy
probablemente tengan más impacto y expliquen mejor la falta de resultados que buscamos.

Es necesario crear y empoderar a líderes. y eso se logra dando oportunidades a los que ya tomaron
acciones de liderazgo. Esto implica dar oportunidades a los jóvenes y/o a los que ya emprendieron
alguna acción específica en un ámbito concreto.
En México se confía poco y existen múltiples razones para hacerlo. Todo mundo se queja de que no
se puede confiar y se habla de la multiplicidad de proyectos que no se dan porque no se puede confiar
en las personas o en las instituciones. Que los riesgos son muy altos y que esto reduce la viabilidad
de múltiples emprendimientos. Desde cierto punto de vista, mucha gente está esperando que exista
gente confiable para confiar en ella, hacer negocios y aprovechar oportunidades. Es un tema de huevo
y gallina que todos esperamos que alguien resuelva en algún momento.
Falta ser el ejemplo individualmente. La corrupción de fondo no se resuelve con leyes ni con
instituciones. Se resuelve aquí y ahora, y si hay instituciones, mejor, pero no hace falta esperarlas.
Cada uno tiene el 100% del poder para acabar la corrupción, y no tienes que preguntarle a nadie.

IVAN RUBEN HERNANDEZ ALEJANDRE
FACEBOOK: Ivan RH Alejandre
INSTAGRAM: h.ivan_ruben

 

jovenes@movimientociudadanomichoacán.com

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